Es indudable que la inteligencia artificial (IA), es prometedora en muchos aspectos, pero a la vez plantea desafíos significativos en lo que respecta a la privacidad y a la protección de datos personales.
El uso de la IA conlleva una serie de riesgos para la privacidad:
- Falta de transparencia: Los modelos de IA a menudo operan como cajas negras, dificultando la comprensión de cómo toman decisiones. Esto puede afectar la privacidad, ya que los usuarios no saben cómo se procesan sus datos.
- Discriminación: Los algoritmos empleados por la IA pueden perpetuar sesgos existentes en los datos de entrenamiento. Esto puede desembocar en decisiones discriminatorias, con consecuencias jurídicas en las personas, afectando la privacidad individual y grupal, perpetuando ciertos comportamientos y resultados.
- Violaciones de seguridad de los datos: Si un modelo de IA se entrena con datos personales reales, existe el riesgo de que pueda aprender y reproducir información privada o confidencial, exponiendo a los usuarios a violaciones de privacidad.
- Monitorización y vigilancia: Si la IA se utiliza para llevar a cabo actividades de monitorización y control en tiempo real, la privacidad de las personas puede verse afectada, causando graves daños en la esfera íntima de las personas.
Podemos decir que la inteligencia artificial y la privacidad no siempre han sido ni serán compatibles..
Sin embargo, el uso responsable de la IA, a través de prácticas de transparencia, evaluaciones de impacto y riesgos sobre los derechos y libertades de las personas afectadas, y proporcionando información clara y precisa sobre su aplicación, nos llevará hacia una utilización apropiada de la IA que esté en consonancia con el derecho a la protección de datos.
Si desea conocer las implicaciones que el uso de la IA puede tener en su organización y su relación con el RGPD, no dude en consultarnos.
(Créditos de la imagen: GDJ Pixabay)
